lunes, 3 de septiembre de 2012

VUELVE CLAUDIA DAMMERT Y SUS UNIPERSONALES



Desde muy niña, Claudia Dammert decidió que sería actriz. Estudió en el Colegio Villa María donde tenía muy buenas notas y un pésimo promedio en  conducta, pero destacaba en todas las presentaciones artísticas.    Al terminar el colegio, ganó una beca  para estudiar Artes de la Comunicación en el Lindenwood College de Saint Charles, Missouri  (USA). Ya graduada con excelentes calificaciones, regresó al Perú para hacer lo que siempre quiso: actuar. De regreso a su patria, participó con gran éxito en presentaciones en televisión, radio y  teatro, siendo la primera mujer que incursionó en el arte del café teatro destacándose por sus divertidos monólogos,  casi todos inspirados en las características del alma femenina.

Su emoción social y espíritu aventurero la llevaron a vivir 20 años en el Callejón de Huaylas, Ancash, donde creó programas de radio dedicados a promover el orgullo por todo lo andino, involucrándose también en muchas actividades políticas a favor de la zona. Posteriormente, emprendió un proyecto ambientalista en Huaripampa, a media hora de Caráz. Disfrutó profundamente de esta nueva etapa en su vida, durante la cual construyó un hostal ecológico aplicando energías alternativas en lo relacionado a luz y agua y aprendiendo nuevas artes como la medicina natural, el cultivo, la crianza de animales y el contacto con la naturaleza, entre otras. A pesar de la felicidad que Claudia encontró en esas tierras, y a pesar de la nueva  y fructífera vida que había emprendido, nunca dejó de sentir nostalgia por la actuación y por el contacto con el público.

Un día Claudia regresó a Lima para una corta temporada en el teatro.  La supuestamente corta temporada fue extendiéndose cada vez más, pues Claudia se había reencontrado con el verdadero amor de su vida: la actuación.Siguieron presentaciones en algunas obras nuevas, entre ellas la exitosa puesta en escena de “Crónica de una Muerte Anunciada” y así, cargada de amor, humor y experiencias, Claudia retorna a lo que tan bien sabe hacer: los unipersonales.  Por ahora guarda bajo siete llaves el nombre de la obra, pero de lo que podemos estar seguros es que su fino humor e irreverencia nos arrancará más de una carcajada.


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